miércoles, 21 de marzo de 2012

Cebra fantasma ...



Cebra fantasma

Con algo de niebla marina y unas cuantas ramas de nogal 

nace la cebra fantasma: 
en los ojos espuma fría, y en las entrañas barro deshecho 

de las marismas. 
Pasta cerca de las playas, dejando un rastro de humedad. 

Dada su proverbial timidez, son pocos los que han 

conseguido verla, 

y de ellos menos aun sabrían describirla con precisión, 

pues es frágil y evanescente como el aire. 

Su esperanza de vida es corta: al poco tiempo entra de 

nuevo en la niebla que le dio cuerpo y se disuelve en ella, 

dejando sobre la hierba un haz de leña que los pescadores 

utilizan para calentarse. 

De noche, encienden hogueras y se envuelven en mantas, y 

es entonces cuando, 

proyectada contra la espiral de humo, se dibuja por un 

instante la silueta de una cebra, 

un fantasma inquietante que duda y tiembla –pero es el 

humo– antes de desvanecerse 

para siempre en el aire y la noche circundante. 


Jordi Doce

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